BIENVENIDOS

Esta idea de escribir un blog anónimo para contar secretos que a nadie le interesan, es una pendejada… lo sé… pero a mis 35 años ya no dejo de hacer las cosas que quiero aunque sean pendejadas…

¿Pero a que me refiero cuando digo pendejadas?, googleé la palabra para poder definirla…La primera definición que aparece dice que es una acción ruin propia de un pendejo, concepto que no se acerca ni poquito al significado que le doy a una pendejada, más abajo encuentro un concepto que me puede ayudar a definir lo que quiero decir con pendejadas: "dicho o hecho tonto o torpe".

Sigo leyendo porque encuentro cosas muy interesantes, como que la etimología de pendejo viene del latín Pectiniculus, formada de Pecten, que era como le llamaban al pelo del pubis e Iculus, un diminutivo. Es decir que pendejo es un bello púbico...jaja…estoy tratando de descifrar la relación de ese origen con el uso actual de la palabra.

Otra cosa que me llamo la atención fue que pendejo es usado en el cono sur para denotar adolescentes que pretender ser adultos o adultos con comportamiento de adolescentes, con lo cual estoy completamente de acuerdo porque a mis 35 años me siento completamente pendeja haciendo esto.

Quizás lo más interesante que encontré, fue la historia del 16 de mayo de 1989 en Venezuela, donde el escritor Arturo Uslar Pietri, al cumplir sus 83 años, acuñó en entrevista televisiva del programa “Primer Plano”, la palabra “pendejo” para referirse de manera irónica a los ciudadanos honestos, esos que ingresan a la vida política y no cometen actos de corrupción u otros delitos relacionados con el ejercicio del poder. Este suceso fue el punto de partida para la llamada “Marcha de los pendejos”. Al leer esto, inmediatamente pensé: soy una pendeja!...

En fin… los invito a leer mis pendejadas, relatos tontos pero honestos…

martes, 19 de abril de 2016

MI PENDEJADA CON EL MATRIMONIO

Ese cuento del matrimonio ha sido una de las cosas que más me hecho pensar, decir y hacer pendejadas. Para que nos entendamos mejor, es indispensable comprender la palabra matrimonio como "Unión de dos personas mediante determinados ritos o formalidades legales y que es reconocida por la ley como familia".

Mi relato sobre el matrimonio, se irá desarrollando a través de 4 etapas: la primera la llamaré de fracaso circunstancial, la segunda se define como la etapa de negación dismórfica,  la tercera de envidia mayéutica, para llegar a una cuarta etapa que aún no se como titular…porque es una combinación de ilusión renacentista con el cinismo de Antístenes

Fracaso circunstancial: Es una etapa comprendida desde que era un embrión (eso creo) hasta que cumplí 11 años. Durante ese tiempo no hubo un solo ejemplo de matrimonio que me hiciera relacionar esa institución con el amor. No me leyeron cuentos de princesas así que no forme ningún ideal al respecto. En la ciudad donde nací y viví mi infancia,  se respiraba sexo en el aire,  debido quizás (eso supongo yo) al ambiente caluroso y soporífero de cada segundo del día. La gente casi desnuda, sudorosa, creaba el ambiente propicio para la infidelidad y la lujuria; así que fui testigo de amantes, mentiras y abusos sexuales inimaginados, que me hacían ver los horribles fracasos de los matrimonios; para no ser tan radical, digamos que eran fracasos circunstanciales. Cuando mis padres se separaron  yo tenía 8 años y aunque la infidelidad no tuvo nada que ver, si fue uno de los referentes para seguir con la siguiente etapa.

Negación dismórfica: Sonrío de pensar que se me haya ocurrido el nombre de esta etapa de esta manera, no sé si realmente refleja lo que quiero decir, pero me gusto como suena..jaja…fue una etapa entre mis 12 y 22 años..uff…mucho tiempo jugando a la chica ruda. Durante esa época me negué profundamente a soñar con cosas de princesas, eso de conseguir al príncipe azul no era para mí, yo era una chica fuerte, talentosa, inteligente, aunque algo fea…jaja… para no ser injusta conmigo digamos que durante toda esa época tuve sobrepeso y nunca me sentí una mujer femenina, así que poco me arreglaba.  En fin, la forma como yo me veía, la cual ahora me doy cuenta que era totalmente distorsionada de lo que realmente era, me hacía negar la posibilidad de encontrar a alguien, así que viví de amores platónicos, con una que otra ilusión sin importancia, sin permitir nunca que se hablara de futuro ni pendejadas de esas…jaja…de esta manera, mi apariencia de jugador de futbol americano sumada a un discurso feminista fue la mejor arma para ahuyentar cualquier posibilidad de matrimonio para el resto de mi vida. 
  
Envidia Mayéutica: llego el amor, la ilusión y con esto te replanteas lo que has pensado hasta el momento, porque deseas con todo tu corazón que eso que sientes sea correspondido y que se pueda vivir cosas maravillosas con esa persona. Por primera vez experimento felicidad al sentirme tomada de la mano de alguien, hasta cierto orgullo estúpido que te hace caminar con sonrisa de “miren mi novio”…jaja…así el tipo este más feo que un carro por debajo. Así comenzó la transición a esta etapa, la cual se manifiesta cuando volví a estar sola; ya no era una niña, tenía 24 años, y me comenzó una preguntadera de porqués y una envidia pueril cada vez que veía parejas consintiéndose, yo realmente pensaba: yo no nací para amar?...nadie nació para mi?...jajaja...

Pasaron los años, encuentro la posibilidad de casarme, pero decido “arrejuntarme”. Ya arrejuntados no le encuentro sentido a eso del matrimonio, así que, comienzo a buscar argumentos para defenderme de los empujones de mi familia hacia el altar y trato de convencerme a mí misma que no es necesario, que es una estupidez, que no gastaría un peso en una boda, que lo importante es el compromiso que existe entre la pareja y mil ideas más…hasta ese momento, estaba súper convencida de no encontrar en ese acto formal ningún beneficio.

Entonces, mis amigas comienzan a casarse, las fotos de matrimonios cada vez más constantes en mi Facebook, todas se ven tan bonitas, tan felices, y vuelve la preguntadera…entonces suspiro, siento envidia, me pregunto cosas estúpidas, vuelvo y suspiro y vuelvo a sentir envidia.

Combinación de ilusión renacentista con el cinismo de Antístenes: Aquí es donde viene realmente la pendejada más grande de todas,  si antes era tonta por sentirme fea, por negarme al compromiso, por espantar a cualquiera con mi autosuficiencia, llegué a la peor etapa de todas, me dieron ganas de una boda!... lo malo es que dentro de mí, sabía que la razón por que quería casarme era mas por los demás que por mí. 

Desde hace 8 años convivo con un hombre al que amo, vivimos felices, pero constantemente tenemos que lidiar con la pregunta de si estamos casados, la familia y amigos tenían dudas con respecto a a como nos invitaban en las tarjetas, habían comentarios de la gente que me hacían sentir que a pesar de ser una pareja estable y comprometida, aun no nos veían como un hogar. 

Comencé a sentir una ilusión renacentista que me hizo a imaginar las hermosas fotos de la boda, los recordatorios, las invitaciones, los regalos de boda, la luna de miel…y me dije: porque no?...ahora me siento bella, saludable, rozagante, es la mejor época de mi vida, entonces dije…sii. me quiero casar!!!!!!!!!...solo había un pequeño problema, mi pareja nunca me había propuesto matrimonio…jajaja…

Fue así, como en medio de mi espontanea forma de ser, y dentro de la confianza absoluta que tengo con mi pareja, le dije: Negro, te casas conmigo?...y el sin pensarlo dijo sí. Un si tan rápido y seco que me dejo dudando. Entonces le insistí: "es en serio". Y el distraído en la televisión y sin mirarme dijo: "Si, en serio". Entonces le pregunte cuando, y me respondió, "cuando tú quieras", seguí acosando..jaja.. y le dije: dentro de un mes, y me respondió, listo. Casi me devuelvo a mi etapa de envidia mayéutica, porque comencé a pensar en lo diferentes que se veían las propuestas de matrimonio en las novelas y películas..jaja..normalmente el tipo llega con anillo en mano y de rodillas, en cambio, yo estaba allí,  sabiendo que a él le daría lo mismo casarse, que yo hubiera podido comenzar en ese preciso instante a organizar una boda y seguro él simplemente asistiría..jaja... 

La verdad es que después de esa conversación anti-romántica, y muchos cuestionamientos éticos que hice al respecto, pase de la ilusión renancentista al cinismo, no tenia sentido hacer una boda si realmente ninguno de los dos le encontraba un sentido, entonces decidí dejar a un lado los convencionalismos sociales y la moral comúnmente admitida (volverme cínica), mandar al demonio a todo el mundo, seguir compartiendo mi vida con mi pareja hasta que la vida o la muerte nos separe...jaja... y que sí nos vamos a casar?...mi Negro siempre responde que ya lo estamos.